sábado, 26 de mayo de 2012






Fuentes de agua pintadas a mano, bomba con luces de cuatro colores, piedras, etc, se entrega completa, colores a pedido.

jueves, 24 de mayo de 2012

Un poco de Historia

Desde tiempos muy remotos, desde las civilizaciones de Babilonia y Egipto, los sahumerios siempre han acompañado al hombre, bien como medio para ofrendar a sus dioses, bien como remedios curativos.


En la antigüedad, el hombre da por hecho que todo lo que existe tiene un ANIMA o ALMA, y que ese ANIMA, al igual que el hombre, por ser de las características de los dioses, debía de tener un alimento igual que ellos. Puesto que los dioses no tenían cuerpo, en las diferentes culturas, siempre le han intentado dar forma, es decir, intentaron salinizar (fijar) el arquetipo de lo que ellos entendían que debía ser, y, mediante los sahumerios, darle un alimento que ellos consideraban de la misma naturaleza que las deidades, mediante humo y fuego, que eran los alimentos que consideraban que debían de utilizar el ANIMA de esos dioses.
Los antiguos eran antiguos, pero no eran tontos, ya vislumbraban la posibilidad de que eso que tenían las deidades podía estar compuesto por aire y fuego, que es lo que creían que diferenciaba a los humanos de los no humanos. Sabían que los arquetipos de las deidades no podían recibir alimentos humanos, y por eso se refugiaron en buscar plantas y diferentes materiales para quemar, a modo de ofrendas, para que les fueran propicios, y, ponerlas a los pies de las diferentes representaciones arquetípicas que cada pueblo representó.
También tenían la creencia, de que, como los dioses estaban ascendidos, el humo y las sustancias aromáticas que encerraba, les llegarían de mejor manera posible.

Y no sólo lo hacían como ofrenda a los dioses, sino también como acercamiento del alma humana, por similitud, a determinada deidad: sabemos, a modo de ejemplo, que en los oráculos griegos, las pitonisas hacían baños de asiento, con plantas psicotrópicas, para elevar el espíritu y poder tener el don de la visión. Tan alto llegó, en la antigüedad, el uso, casi sagrado de los sahumerios, que los antiguos médicos egipcios, pese a practicar “magia”, que era como los consideraban los “extranjeros” babilónicos, se los consideraba para curar también el alma humana